El pasado 5 de octubre de 2011, Manuel Campo Vidal ofreció una conferencia en la Sede Permanente de Alicante, La comunicación, una asignatura pendiente. Comunicar no es cosa de políticos, empresarios, profesores, periodistas. Si entre dos personas no fluyen las palabras, las ideas o las intenciones, se producen situaciones rocambolescas.
Los correos electrónicos, los mensajes en el móvil, las llamadas por teléfono o una breve conversación, son sinónimo de comunicación sesgada. Tras un teclado o a través de un auricular apenas captamos toda la información que quiere compartir nuestro interlocutor. Efectivamente, el lenguaje no verbal resulta imprescindible.
En busca de la comunicación eficaz
En una conversación corta entre dos personas que hace tiempo que no se ven, pueden surgir problemas de comunicación eficaz.
Hace dos meses, uno de ellos puede haber atravesado por un episodio emocional grave, tal vez también oculte datos sobre su situación económica o personal que le llevan a mostrarse: serio, nervioso, confundido, etc. Este tipo de actitud en la otra persona-ajena a esas vivencias del otro- puede provocar hasta rechazo. Y contemplar al otro con desdén, incredulidad e incluso con indiferencia.
Resulta llamativo que en esta era de la comunicación 2.0, donde tenemos una alta gama de soportes para comunicarnos, en el cuerpo a cuerpo nos defendamos francamente mal. En mi opinión, la excesiva educación, a veces confundida con un alejamiento de los sentimientos, es la clave. ¿Y no existe acaso la inteligencia emocional?.
Desafortunadamente, vivimos en una sociedad donde impera el individualismo, donde decir y demostrar que estamos agradecidos nos cuesta.
Instituto de Comunicación Empresarial (ICE) un espacio para hablar con eficacia
Podemos hablar y hablar durante horas, y no decir nada. Incluso gestionar el lenguaje eficazmente. Pero si no fusionamos junto a la comunicación, la emoción y la empatía nos convertiremos en un sujeto pasivo. Un comunicador a medias.
Reivindico la sinceridad, el hablar de tú a tú, el dar y recibir las gracias, la empatía y la escucha activa, pero no para ponerlo en un manual, sino para practicarlo, es decir, que llegue ese instante en el que olvidas qué ibas a decir porque estás absorto en lo que el otro te está contando.
Tuve la ocasión de recibir un curso en el ICE dirigido por Manuel Campo Vidal. Era la primera vez que vivía en Madrid, y reconozco que repasé conceptos que ya conocía como formadora ocupacional, aprendí de las intervenciones de mis compañeros, enriquecí el verbo compartir, y además me fui con una enseñanza metida en la maleta: todos podemos mejorar.
La empresa, un espacio donde la comunicación falla
Incluso quienes nos parecen excelentes comunicadores, tienen un espacio para la excelencia. La empresa es el ejemplo de espacios donde la comunicación si falla, puede llevar a resultados desastrosos. Un empleado que no se siente valorado, al que no se le verbaliza un gesto altruista por la organización con un GRACIAS, o un esfuerzo mientras atraviesa un momento personal delicado, puede convertirse en el peor enemigo.
Tengamos en cuenta que en los trabajos sucede como en el amor, nunca hay que dar por sentado que el otro sabe que le valoras, ¡demuéstralo!
Existe solución en estos casos, el problema viene cuando el sujeto que ha de escuchar no sólo con los oídos, sino con las emociones y los sentimientos, rechaza a estos dos últimos como elementos indispensables en la comunicación. Obviamente jamás entenderá al cien por cien el mensaje del otro.
Os invito a comunicar, a dialogar, a estructurar vuestras ideas, pensamientos o discursos, pero también a escuchar. Si no me hubiera pasado la vida escuchando, hoy pensaría que el mejor comunicador es el que pronuncia bien y al que le gusta escucharse bajo una pose. Y el camino no es ése.
Cerremos la boca, abramos los oídos y atendamos cada palabra o gesto de quien comparte información valiosa con nosotros. Hoy por ti mañana por mí. Y sobre todo, no juzguéis. Un ser humano puede parecer el ser más despreciable cuando vive una tormenta interior.
Joana Sánchez
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